Un hispano de 42 años quiere llegar a la Casa Blanca y ser el nuevo Presidente Norteamericano
Joven, hispano, bilingüe y con demostrada capacidad de influencia en el Senado de Estados Unidos, Marco Rubio hizo ayer oficial su intención de luchar por llegar a ser el próximo inquilino de la Casa Blanca, una candidatura por la que ya han mostrado su simpatía grandes donantes afines a los republicanos.
El senador se ha convertido así en el tercero de los miembros de su partido en oficializar su candidatura tras el también senador de origen latino Ted Cruz, y el libertario Rand Paul, senador por Kentucky, a la espera de que haga lo propio el que fuera gobernador de Florida, Jeb Bush, quien podría ser uno de sus mayores rivales.
Rubio, de 43 años, nacido en Florida, es el segundo hijo de Mario Rubio y Oria García, un matrimonio cubano que abandonó la isla en 1956, antes de que Fidel Castro tomara el poder.
Aunque sus padres no huyeron tras la revolución cubana, sí encarnan la figura de inmigrantes humildes que trabajaron duro para mantener a su familia, su padre como camarero y su madre como pluriempleada en el sector servicios.
No obstante, ahora como presidente del subcomité de Relaciones Exteriores para Latinoamérica del Senado, siempre ha condenado al Gobierno cubano y no oculta su rechazo al recién estrenado aperturismo estadounidense hacia Cuba y a la situación que atraviesa Venezuela.
Desde que llegara a la Cámara Alta, en 2010, su nombre se ha hecho cada vez más sonoro entre los círculos políticos de Washington, especialmente desde que ofreciera en 2012 el discurso de presentación del entonces candidato presidencial republicano, Mitt Romney, en la convención de su partido.
El joven legislador, padre de 4 hijos fruto de su matrimonio con Jeanette Dousdebes, de origen colombiano, llegó a sonar incluso como posible candidato vicepresidencial junto con Romney, aunque finalmente el lugar lo ocupó el congresista Paul Ryan.
Carismático y con don de oratoria, se erigió este enero como el favorito entre los posibles candidatos para la red de donantes fundada por los multimillonarios hermanos Charles y David Koch, Americans for Prosperity, que espera reunir casi 900 millones de dólares para la campaña presidencial.