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Como un verdadero mal chiste, se puede calificar el “cambio de gabinete” de Michelle Bachelet. La mandataria simplemente no escucha ni las encuestas ni su fracaso electoral ni su alta desaprobación ni a la propia legítima ciudadanía, la que hoy se arrepiente de haber votado por ella.

El tan esperado cambio de gabinete fue una simple rotación ante renuncias de ministros que buscan seguir en el poder y mejorar su sueldo, siendo parlamentarios.

El cambio se produjo a sólo horas de que expirara el plazo para que las autoridades en cargos públicos dejaran sus puestos si deseaban ser candidatos en las elecciones del próximo año. A la conocida salida de la ministra del Trabajo Ximena Rincón (DC), se sumaron hoy la de Marcelo Díaz (PS), ministro Secretario General de Gobierno, y Natalia Riffo (MAS), ministra del Deporte.

Bachelet designó a Paula Narváez (PS) en reemplazo de Díaz en la vocería de Gobierno, a Alejandra Krauss (DC) en Trabajo, y al ex atleta Pablo Squella en Deportes. Narváez es psicóloga de la Universidad Andrés Bello, magister en economía y gestión regional de la Universidad Austral y máster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown. En 2008 fue designada delegada presidencial tras la erupción del volcán Chaitén y fue vocero de la campaña de Eduardo Frei en 2009. Krauss, abogada de profesión, había sido ministra de Planificación durante dos años (2000-2002) en el Gobierno de Ricardo Lagos. Squella, sin militancia política, se desempeñaba como presidente de la Comisión Nacional Contra el Dopaje. Según ha trascendido, Rincón será candidata al Senado por la Región del Maule, Díaz por la Región de Aysén y Riffo postularía por un distrito de la Región del Biobío a la Cámara de Diputado. Además de los tres ministros, se concretó la salida de dos subsecretarios. Sebastián Bowen dejó Transportes y será reemplazado por Carlos Melo (DC), mientras que Ignacio Moreno dio paso a Eric Schnake (PPD).

Fuente: Emol.com