Se inicia juicio a genocidas en Camboya
Dos de los más altos dirigentes de la agrupación comunista Jemeres Rojos, responsables de matanzas masivas en Camboya en el marco de un vasto intento por desarticular la sociedad de ese país asiático enfrentan por segunda vez a la justicia, ante un tribunal auspiciado por Naciones Unidas en Phnom Penh.
El proceso contra Nuon Chea, de 88 años de edad, ideólogo del régimen, y Khieu Samphan, de 83, jefe del Estado de “Kampuchea Democrática” durante 3 años, se inició este miércoles.
Ambos deben responder por atrocidades cometidas durante la “relocalización” forzosa de la población urbana en el campo, un proceso que dejó millones de muertos.
El juicio fue dividido en dos partes. En un primer “miniproceso”, que duró dos años, la acusación se centró en los crímenes contra la humanidad que constituyeron los desplazamientos forzados de población durante la evacuación de las ciudades. El veredicto es esperado para el 7 de agosto próximo.
El segundo proceso, iniciado ahoraen presencia de Khieu Samphan pero en ausencia de Nuon Chea -quien no está presente por razones médicas-, aborda acusaciones de genocidio concernientes a las masacres de vietnamitas y de la minoría étnica cham, de confesión musulmana.
El término de genocidio es corrientemente utilizado para denominar a este período, pero las masacres de camboyanos cometidas por orden de la dirigencia comunista camboyana no son consideradas por Naciones Unidas formalmente como tales.
En cambio, el concepto sí se aplica en el caso de aproximadamente 20.000 víctimas vietnamitas y entre 100.000 y 500.000 cham asesinados por el régimen, según estimaciones de organismos de derechos humanos.
El régimen totalitario del Jemer Rojo fue instaurado por Pol Pot, quien falleció en 1998 en su último reducto selvático, prisionero de sus propios hombres, tras ser arrojado del poder por una invasión vietnamita 19 años antes.
Su gobierno, defensor de una forma radical de comunismo agrario, buscó la abolición de la moneda y el mercado, el abandono de las ciudades y el traslado de la población a zonas rurales, donde se planificó y llevó a cabo la exterminación de quienes eran calificados como “burgueses”.
Los “campos de la muerte” que todavía puntúan el territorio camboyano fueron el escenario de matanzas en las que miles de víctimas fueron apaleadas hasta morir o asfixiadas con bolsas, con el fin de ahorrar municiones.