Publicado En: Lun, sep 9th, 2013

Santiago será sede del primer festival de reciclaje en América del Sur

Antes de 2006, hacer un festival en el mundo al estilo del Lollapalooza , pero cuya temática se centrara en el reciclaje y la arquitectura, era impensado. Hace siete años, la Escuela Nacional de Arquitectura de París-Bellevi-lle, rompió esta inercia y creó el Bellastock, un encuentro anual que convoca a profesionales capaces de armar estructura con desechos para, así, incentivar la cultura del reciclaje a nivel individual y colectivo.

Para hacerlo más dinámico, se eligió un formato festivo. Así, mientras arquitectos montaban “ciudades temporales” frente y con los asistentes mientras estos disfrutar de música en vivo y proyecciones fílmicas.

Luego de siete años recorriendo países como Alemania, Dinamarca y México, el Bellastock -denominado así por el nombre de la escuela que lo ideó- recala por primera vez en América del Sur y entre el 20 y 22 de diciembre llega a Santiago, específicamente a Farellones.

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Ahí, se montará una pequeña ciudad con estructuras hechas de un millón de botellas plásticas recolectadas en cuatro puntos de reciclaje de la ciudad. “Este es el material que menos se recicla en la capital, pero tiene un gran potencial: es aislante, maleable y abunda. Se pueden hacer ladrillos con ellas”, explica uno de los miembros del colectivo arquitectónico que produce el evento, Joaquín González.

La idea de mostrar este festival en Santiago la introdujo la arquitecta y hoy directora de Bellastock Chile, Nicole L’Huillier, quien conoció la experiencia en Francia en 2008. En 2011 hizo contacto con González y comenzaron a preparar el aterrizaje.

Durante los tres días que ocupará el evento -en la bifurcación del camino El Arriero y camino a Valle Nevado- habrá conciertos gratuitos con 16 bandas, charlas sobre reciclaje y workshops. Además, se montará ahí el Festival de Cine y Arquitectura, el que mostrará distintos documentales proyectados en las montañas.

Para González, la elección de Farellones no fue al azar. “Se hizo pensando en una cualidad de nuestra geografía que fuera única. En Dinamarca, se usó el plano de la ciudad y en Santiago, la cordillera”, dice.

“Además trabajar en la naturaleza nos obliga a cuidarla y como el festival es una intervención temporal, dejaremos el lugar como si nunca hubiésemos estado en él”, agrega el organizador. Para eso dedicarán un día completo a la limpieza del espacio.

Para resguardar la seguridad de los asistentes, habrá guardias y ambulancias durante las ocho horas diarias que se extienda el festival, es decir, entre las 12 del día y las siete de la tarde.