Rodrigo Eitel: “La culpa es de España, no del Rey emérito”. Ver al gobierno persiguiendo al anciano ex rey, desprestigia al ejecutivo.
Durante los 40 años de estabilidad, prosperidad y éxitos del reinado de Juan Carlos I, España fue muy, muy monárquica. Se le agradecía mucho al rey, su gestión para detener un golpe militar armado por franquistas y se valoró mucho su gestión de protección de la institucionalidad democrática. Durante años, se le permitió al rey, gobernar como monarca casi que absoluto, por lo que se hizo muy poco en el fin de mantenerlo institucionalizado y relegado a sus roles institucionales.
Juan Carlos I, viajó mucho, trajo grandes negocios para el país; fue un gran gestor financiero que permitió la inversión de millones de euros en su país, gracias a sus amistades y gestiones. Era claro que el monarca recibiría “agradecimientos” o “apoyos financieros” tras traer miles de millones a España. Es obvio que todos sabían y le permitían y apoyaban al rey para que siguiera en su gran gestión internacional. Nunca se acercó alguien al rey para advertirlo o pedirle que fuese muy cuidadoso en el uso de sus finanzas y en el pago de impuéstos, ya que el rey era intocable y estaba por arriba de la ley.
Entonces, si uno busca al culpable, ¿por qué culparlo únicamente a él? Acá la culpa es del Estado, del Ejecutivo, de los empresarios, de un sistema que no tuvo reglas claras y solo se interesó en hacer ver al rey como un poderoso que podía navegar por sobre la ley y traer millones al país y sus empresarios, generando millones de empleos y prosperidad.
Lo cierto es, que el reinado de Juan Carlos I, pasará a la historia como uno de los mejores, aunque hoy, el gobierno y los comunistas destructores de todo, busquen opacarlo, sentenciarlo o destruirlo.
Por ello, ver al gobierno persiguiendo a un anciano rey y no preocupado por la crisis institucional y política que han llevado al país, genera solo desprestigio y vergüenza hacia la administración de Pedro Sánchez, coludido por golpistas, anti españoles y comunistas como Iglesias y sus “colegas”.