Noticias buenas y Noticias Malas
Si nos guiáramos solamente por lo que vemos, escuchamos o leemos en los medios de comunicación, podríamos pensar -sin riesgo de ser malmirados y tildados de exagerados- que estamos ad portas de la llegada del apocalipsis, tumultuoso final donde se enfrentan bíblicamente las fuerzas del bien y del mal, con el propósito de cambiar el curso de la historia humana.
Tiendo a pensar que los medios, no solo sólo por un problema de sintonía sino que por una razón de visión de la sociedad, se deleitan difundiendo, comentando o desentrañando malas noticias y que, en general, las personas tenemos algo de masoquistas porque nos “abstraemos” viendo infernales y desalentadoras crónicas, reportajes, telenovelas o informes.
¿Locura o realidad…? ¡Ni lo uno ni lo otro… las dos cosas!
Es innegable: vivimos tiempos de permisividad, de libertinaje, de inmoralidad, de corrupción, de deshonestidad, de concupiscencia, de descomposición y, lo que quiera complementar mi “moralista” lector, pero en ningún caso estamos en el apocalipsis… ¡somos reales, no perfectos!
Al margen de lo que nos transmiten los medios y lo que consideran “los opinologos”, la buena nueva es que hay una realidad auspiciosa, imperfecta por cierto, pero que puede ayudar a consolidar un futuro de mayor bienestar, especialmente para los sectores carenciados.
Las últimas encuestas muestran mayoritariamente un gobierno con un grado de aceptación muy superior a su antecesor, una economía estable y un ambiente de expectativas favorables para el ámbito laboral y social.
Por lo mismo, en términos políticos hay temas impostergables: evitar los “errores no forzados” como el conflicto con el poder judicial; esquivar las divisiones internas, especialmente por temas valóricos o por cuoteo político; el restablecimiento del estado de derechos (en la Araucanía y en la justicia a los militares); la seguridad ciudadana; la paz social y la estabilidad política, por nombrar algunos. ¡La tarea no es sencilla, pero tampoco es imposible!
En el escenario interno -político, económico y social- hay muchos elementos positivos que dicen relación con el aprendizaje del ciudadano común y corriente, quien ha asumido en términos generales que “nunca mucho costo poco” y que nada supera al trabajo y al esfuerzo personal.
Dicho lo anterior, es posible esperar que una de las tareas fundamentales del actual gobierno en este periodo debiera ser -según recomiendan mis notas de dirección estratégica- generar: las condiciones para que el estado cumpla con un verdadero rol subsidiario, y; y las motivaciones para que el individuo asuma una conducta de emprendimiento inspirada en sus necesidades y en sus deseos de realización.
Según la teoría de Maslow, las necesidades son una inmejorable fuente de motivación. Este psicólogo americano sostiene que un deseo es considerado un estímulo importante para la acción y una potente fuerza impulsora para todo emprendedor. (Abraham Maslow, Teoría de la Motivación Humana, Human Relations School).
Comentaba lo anterior con uno de mis alumnos quien me respondió: “cierto profe, cuando veo las encuestas o lo oigo a usted, pienso que vamos por buen camino, pero veo las noticias y se me quita…” A lo que respondí… “no se olvide joven que: ¡las noticias malas llegan volando y las buenas… cojeando!, el camino no es fácil”.