La Primavera de los Patriotas
Con la llegada de septiembre los ánimos tienden a cambiar. Los mayores nos ponemos alegres, mal que mal… pasamos agosto. Los más jóvenes se complacen porque ven, en este periodo, feriados, aguinaldos, circos, paradas y ramadas… Septiembre esta marcado por la primavera y por las muchas cosas que como país nos han ocurrido en esta época del año.
Por eso es que, sin caer en chovinismos, siento un moderado optimismo ante la situación política de nuestro atribulado país. Abrigo la esperanza de que septiembre y la primavera nos generen un “rebrote” de las energías positivas.
Es cierto, el país está funcionando por inercia: el apoyo al gobierno no supera el 15%, con lo cual la ciudadanía advierte que vamos a la deriva; los políticos están absolutamente desprestigiados y los partidos fraccionados por la falta de voluntad política y de entereza para cimentar iniciativas que vayan más allá del provecho de “pandillas políticas”. A pesar de todo, atisbo que algo puede pasar para que nos vuelva a gobernar la razón, la inteligencia, la estatura, la generosidad, el sentido común y los intereses de la ciudadanía.
¿Será que la primavera es una oportunidad propicia para remozarse y para movilizar voluntades? Puede ser, pero más creo que las circunstancias que vive el país, donde no hay dos diagnósticos (no conozco a nadie que diga que vamos por buen camino), piden a gritos, acciones novedosas, creativas, positivas, que no sean meros contubernios que en definitiva no cambian nada. Me resisto a la apatía: creo que llegó la hora de la acción.
Indiscutiblemente, no hay soluciones mágicas, ni liderazgos mesiánicos. El camino es otro, debemos constituir redes que, al igual que pequeños arroyos, confluyan entre todos en un “gran torrente ciudadano” capaz de cambiar el curso de los hechos. Tenemos importantes oportunidades en el horizonte. Dos elecciones, una de carácter local, en las que debemos hacer sentir en ese primer nivel el efecto de este “zumbido de descontento” para que quienes nos han dado vuelta la espalda… sientan el costo de su traición.
La segunda oportunidad serán las elecciones parlamentarias y presidenciales, y ese es el momento en el que las redes deben alcanzar su máxima intensidad… Será entonces cuando los “fastidiados partisanos”, constituidos en tramas independientes, no partidistas, y en un tejido ciudadano sin personalismos, podamos hacer valer los principios y valores de la libertad, la verdadera democracia, el libre emprendimiento, el respeto al orden, a la autoridad y a la pluralidad.
Vivimos momentos cruciales, ¡primaverales!, y por eso esta es la oportunidad para que, sin intereses personales, nos unamos en infinitas pequeñas redes que luchen por las soluciones verdaderas a los problemas que afectan a nuestra sociedad. No se necesitan nombres, firmas, fichas ni militancias, solo es necesario tener valores y principios que reconozcan que en las opciones sordas y soberbias de hoy no está la solución ni la respuesta a nuestras contrariedades.
Estas “primaverales redes de patriotas” deben ser la nueva fuerza política nacional, única acción sensata que, nutrida desde la base, se constituya en una histórica y democrática “primavera de los patriotas”, insuperable camino ante tanto engaño, tanto oscurantismo, tanta incoherencia y tanta confabulación de aquellos que tuvieron en sus manos la posibilidad de hacer crecer al país.
Cristián Labbé Galilea.