Justicia justa para los militares
Cristián Labbé Galilea
Al igual que en la vieja tonada /Ave María Purísima/ cuarenta y tres años han pasado…y sereno/ Viejo pregón, recuerdo colonial…/. Hoy perfectamente alguien podría cantar, rememorando a ese personaje público (el pregonero) que en alta voz, hacia oficial y notorio todo lo que estaba aconteciendo y todo lo que se quería hacer saber a la población…
Así es, han pasado más de cuarenta años y nuestra sociedad funciona como si todo estuviera… sereno y tranquilo. Fuera de uno que otro comentario o un ¡supiste…! no hay mayores reacciones a las agresiones que a diario se dan en la vía pública, Cheyre, Kast, Girardi, o a las cada vez más frecuentes irregularidades financieras de los políticos, al desgobierno en que estamos sumidos, a la inseguridad… son tantas las cosas que suceden, que alarma tanta pasividad, apatía y desidia.
Es vergonzoso comprobar como las instituciones en nuestro país…no funcionan y actúan como si todo estuviera… sereno y quieto, mientras los agentes del gobierno se están dando unfestín con los recursos del estado y mientras se ha perdido el estado de derecho cayéndose en un espiral de odio y venganza, no visto en otro rincón del mundo.
Sin ir muy lejos y después de lo vivido (en lo personal) me siento en la obligación de denunciar, una vez más, la asimetría que existe entre el “ni perdón, ni olvido” para los militares y “el olvido y el perdón” (léase… impunidad) del que han disfrutado los terroristas que empuñaron armas, pusieron bombas, y mataron a sangre fría invocando el socialismo internacional. Beneficiados por indultos, amnistías o simplemente por la prescripción de sus delitos, extremistas confesos, gozan de libertad y reciben recursos del estado, ocupan cargos públicos y otros escriben sus memorias en la paz de sus hogares.
En días en que el país ha comprobado cómo se han ensañado con el Comandante en Jefe del Ejército el General Cheyre, es oportuno que nos preguntemos si resulta justo y simétrico que a un militar lo condenen comunicacionalmente y busquen justicia a la rápida, solo para dar satisfacción a la opinión de activistas, mientras los terroristas han quedado libres amparados por un manto de silencio e impunidad.
Lamentablemente muchos jueces, dirigentes políticos, gremiales, académicos y religiosos han permanecido impasibles frente a esta forma de lapidación política, sin que esto les llame la atención.
Enfrentados a una elección presidencial, tenemos la oportunidad para demandar a los candidatos la estatura política para enfrentar este problema y terminar de una vez por todas con esta asimétrica y odiosa persecución política. La historia distingue al estadista del simple gobernante por su visión certera, por su intuición, por su habilidad para unir intereses contrarios y por su sentido político para hacer del Estado un instrumento al servicio de la nación.
Por lo tanto, no debiéramos contentarnos solo con elegir un gobierno ideal, lo que necesitamos es el gobierno de un estadista que impulse medidas de sencilla y segura implementación, que cree las condiciones para el desarrollo político, económico y social y por sobre todo… que busque pacificar los espíritus, imponiendo entre otras cosas una….justicia justa para los militares.