Una gaviota forzada por un contrato comercial con la marca de telefonía que auspicia el Festival, solo desprestigia la tradición de que la GAVIOTA DEBE SER GANADA! y la entrega el público.

Definitivamente la producción del Festival, han buscado transformar un tradicional festival cuyo prestigio alcanzado es precisamente por el poder del público o del “monstruo”, en un simple programa de televisión, donde los auspiciadores mandan por sobre el público.

De este modo, el escenario mas temido de américa, se presenta como un programa formateado y con tiempo controlado, donde ya las pifias o aplausos valen muy poco y la gaviota de premio pasa a ser un simple recordatorio.

El humorista tuvo momentos  entretenidos que lograron hacer reír al público, no obstante, sus chistes religiosos generaron inmediatas pifias, haciendo temblar al comediante y llenándolo de nervios. En ese instante, Ruminot aplicó el “factor Bachelet” y Dávalos Bachelet, para lograr el aplauso del público, lo que demuestra que la mandataria tiene un gran rechazo ciudadano.

Una vez que el humorista recibe la “gaviota regalada”, vuelve al escenario a rematar su rutina, logrando solo “re-matar” ya que no se le entendió nada y su chiste fue muy largo y fome, comenzando las pifias y obligando al humorista a cortar y salir rápidamente del escenario.