Chile comienza una nueva etapa que nos llena de esperanzas. Ya se terminaron las odiosas descalificaciones entre quienes pretendían dirigir y liderar nuestro país, primando los gestos de entereza, dignidad y cultura cívica, una vez conocido el nombre del nuevo presidente de Chile.

El discurso unitario y de respeto pronunciado por el presidente electo, fue una clara señal de estabilidad. Sus palabras que llamaron a respetar al adversario pero jamás llamarlo “enemigo”, además de valorar y agradecer las palabras del derrotado candidato izquierdista y el llamado de Bachelet, mostraron de inmediato el sello y estilo con el que Piñera comenzará su segundo período presidencial a partir del 11 de Marzo del 2018.

Al día siguiente de ser electo, la presidente Bachelet visitó a Piñera en su casa, tal como luego lo hizo el Presidente del Senado y el ex Presidente Lagos, demostrando al mundo  el nivel de estabilidad democrática que tiene nuestro país. Pero no todo es perfecto ya que  Fidel Espinoza, el presidente de la Cámara de Diputados, se restó del gesto democrático, pero su inasistencia pasó absolutamente inadvertida, por no ser una figura relevante en la política nacional, a pesar de su cargo.

Sin dudas, Chile dijo NO  al comunismo y a los mensajes basados en el “ché guevara” o conceptos similares a los discursos y frases chavístas. Las reformas y los fracasos del gobierno de Bachelet, pasaron la cuenta a la mandataria. Si bien su gobierno ha realizado todos los esfuerzos por hacer uso de la frágil memoria ciudadana, logrando hacer subir a Bachelet en las encuestas, finalmente la encuesta verdadera terminó por lapidar sus intenciones de proyectar  su cuestionable legado, con Alejandro Guillier como presidente.

Hoy, el mercado, los emprendedores, el ciudadano común y corriente y el país en general, está con un sentimiento de tranquilidad. Todos en nuestro interior, indpendientemente si aprobamos o no la figura de Piñera, estamos con una sensación de traquilidad. Los índices de reactivación comenzaron de inmediato al conocerse la gran derrota de la izquierda. Todos sabemos que el país va a progresar y que la amenaza comunista quedó atrás, al menos por 4 años.

Es fundamental comprender que la participación y conciencia ciudadana es de vital importancia en una democrácia consolidada y madura como la chilena. La ciudadanía votó, se pronunció fuerte y claro. Toda esa energía y participación debe ser el comienzo de un nuevo estil ciudadanos verdaderamente empoderados, quienes lejos de restarse, comienzan a decidir y  marca la pauta, una pauta que nos llenará de orgullo.

Rodrigo Eitel