En solemne y conmovedora ceremonia, Francisco asumió su pontificado
El Pontífice llegó a la Plaza San Pedro cerca de las 08:45 horas de Italia (04:45 horas de Chile) arriba del papamóvil, esta vez sin vidrios blindados, mientras recibía la ovación de los miles de fieles presentes en el Vaticano.
Tras ello, ingresó a la Basílica de San Pedro, donde visitó la tumba del primer Papa del catolicismo y rezó, para ir a buscar el anillo del pescador, símbolo del Pontificado.
Una vez nuevamente en la Plaza de San Pedro, el Pontífice recibió dicho anillo, el cual esta vez es de plata y bañado en oro, lo que refleja la austeridad que quiere imponer Francisco.
“Orad por mí”. Estas sentidas palabras fueron dichas más de alguna vez por el Papa Francisco en la solemne ceremonia de entronización llevada a cabo este martes en el Vaticano, dando inicio a su Pontificado al mando de la Iglesia Católica.
Luego, durante su homilía, el Pontífice agradeció las muestras de apoyo de los fieles y la presencia de delegaciones de todo el mundo, así como también la de representantes de diversas religiones, como la judía y la ortodoxa, un hecho también histórico.
Fue así como el Papa argentino hizo un sentido llamado a los presentes: “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos ‘custodios’ de la creación, del designio de Dios, inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente”, dijo desde el altar instalado en el centro de la explanada.
“No dejemos que los signos de destrucción y muerte acompañen el camino de este nuestro mundo”, agregó.
Francisco recordó a su “venerado predecesor”, el Papa Emérito Benedicto XVI, el primer Pontífice de la era moderna que renuncia a su cargo. También, mencionó a Juan Pablo II y pidió a los miembros de la Iglesia que se inspiren de San José, “un hombre fuerte, valiente y trabajador”, pero de “gran ternura”.
La misa de inicio de pontificado de Francisco concluyó con un “te deum”, y tras la misma saludó en el interior de la Basílica de San Pedro a las 132 delegaciones de todo el mundo presentes.
Tras rezar ante una imagen de la Virgen y despedirse de las 200.000 personas asistentes, el papa abandonó la plaza de san Pedro, en medio de los aplausos y el ondear de banderas.
Francisco se trasladó a la sacristía de la capilla donde se encuentra la Piedad, de Miguel Ángel, para quitarse los paramentos litúrgicos.
Después fue al Altar de la Confesión, en el centro del templo para saludar a las delegaciones oficiales que han asistido.
Entre los dignatarios están los Príncipes de Asturias, y la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, que encabezó las delegaciones de países presentes, ya que es la Jefa del Estado del país del que procede el papa Francisco.
También las presidentas de Brasil y Costa Rica y los presidentes de Chile, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Portugal e Italia.
Asimismo la canciller alemana; los vicepresidentes de Cuba y de Estados Unidos, el primer ministro de Francia, las esposas de los presidentes de El Salvador y República Dominicana; el vicepresidente de Nicaragua y el de Venezuela, los ministros de Exteriores de Colombia, de Guatemala y de Perú.