Periodista

Nosotros los Peruanos ignoramos al resto de los vecinos pero vivimos obsesionados con esos sureños, a los que siempre tratamos de imitar, con quienes solemos compararnos, a los que envidiamos por su institucionalidad, orden y civismo, y a los que muchos aquí no tragan (porque ellos ponen bastante de su parte). Esos son los Chilenos.

Sin embargo, aquellos que se sienten en eterna competencia con Chile tienen ahora buenas razones para alegrarse: Bachelet está haciendo todo lo posible para hacer retroceder a Chile todo lo avanzado, lo que nos acerca a ellos al igualarse hacia abajo.

Chile ha logrado frenar en seco su crecimiento al hacer un anunciado y drástico cambio constitucional, una reforma electoral, una fuerte subida de impuestos y cambios laborales que han parado en seco hasta al más atrevido de los inversionistas (todo sumado a la caída del cobre).

Tantos cambios en las reglas del juego de aquel país que había funcionado tan bien y ese tirar tan de golpe el timón a la izquierda amenazan con descarrilar el modelo chileno, y que ese torpe intento refundacionista los vuelve un país sudamericano del montón o, en el mejor de los casos, un país estancado, tipo Uruguay.

En su afán por desmontar todo lo positivo del pasado –y que la Concertación respetó por años–, Bachelet está hundiendo a Chile. Así nuestros antichilenos locales estarán felices con Bachelet y considerarán que es una “heroína peruana honoraria”, así como Villarán resultó la heroína de la derecha peruana al demoler a la izquierda con una pésima labor edilicia.

En el mejor de los casos, Bachelet que ahora está construyendo un país nórdico va a terminar en la decadencia como Grecia a muy corto plazo. ¡Cáceres y Grau deben estar sonriendo! con la nueva Finlandia de medio pelo. Y porque hace todo esto la Presidenta?. Porque ahora esta satisfecha de implementar finalmente su sueño marxista, fiel a su ideal rojo.