Coronel (r) Cristián Labbé, respaldó los dichos del diputado Urrutia:”Con la verdad, no se miente”.
El ex edil y ex militante UDI, que fue ministro durante el gobierno del presidente Pinochet, escribió una nueva columna, la que generó inmediatas reacciones:
Con la Verdad no se Miente
Cristián Labbé Galilea
Comentábamos con un grupo de parroquianos, que desde hace un tiempo nos juntamos cortejados por algunos mostos diligentemente seleccionados, como piadosos creyentes del proverbio latino “In vino veritas, in aqua sanitas” (En el vino está la verdad, en el agua la salud), sobre el riesgo que significa asumir que todo lo que se dice y comenta… es realidad absoluta.
Uno de los ilustrados asistentes subrayó que esto no sólo era producto de la manida posverdad, donde la impresión está por sobre la razón, sino que era el resultado de la ingenuidad e indolencia de la gran mayoría ciudadana, y de la poca prolijidad de quienes tienen la responsabilidad de salirle al paso a la mentira y al engaño, haciendo explícitamente referencia a la clase política que, con tal de evitarse un mal rato o por querer aparecer como “políticamente correctos”, prefieren hacerse los lesos.
Otro de los cofrades sentenció: “por eso estoy con Kast (Jose Antonio), quien acaba de lanzar su movimiento Acción Republicana… Kast, con una nobleza de espíritu inigualable, ha mantenido siempre una actitud honesta y ha encarado de frente la mentira y el engaño… ojo, no solo de la izquierda, sino incluso de nuestro propio sector”.
Sin mediar respiro, un tercero intervino arguyendo que los “bon vivant du la politique” (político a quien sólo le importa su propio beneficio) se dejan avasallar por esa avalancha vociferante de la izquierda, sin atreverse a hablar con la verdad, y remató diciendo: “la izquierda promete el paraíso y pocos les salen al paso denunciando con claridad y firmeza el engaño”
Matices más matices menos, los presentes coincidimos en que la manipulación de la política desarrollada por la izquierda ha sido perfeccionada en el último tiempo, a lo que se suma un alto componente de irracionalidad de la opinión pública que da pábulo para que “los encantadores de serpientes” inventen cuentos, mitos y quimeras.
Coincidimos en que por eso cobraba tanta importancia: la respuesta de la ciudadanía al movimiento creado por Kast -Acción Republicana-, y la nobleza de espíritu y el apego a la verdad, demostrado por el candidato a la presidencia, por sobre los prejuicios e intereses circunstanciales, actitudes que confirmaban el hecho de que quien actúa honestamente nunca se queda solo. “Un político de ese talante puede ser agredido, incluso condenado -como Sócrates ante el juicio de Atenas- pero al final se impone la virtud publica, el respeto a las personas y a las instituciones republicanas”
Uno de los presentes subrayó que la historia da cuenta de que: ¡toda sociedad que ignora o desprecia la verdad y la libertad, en algún momento, paga un alto precio por esa actitud!
Por último, cuando ya nos despedíamos un parroquiano que estaba al “cateo de la laucha” se lanzó en picada… ¿y qué opinan de las declaraciones del diputado Urrutia, en el sentido de que es impresentable que un montón de izquierdistas lucren con las dádivas que genera el Estado? La respuesta fue contundente: la moralidad pública es una sola… ¡con la verdad no se miente!