COMUNISTAS DE CUBA quieren reflotar economía sin perder control total de la gente. Reconocen el fracaso del comunismo
El principal cónclave del Partido Comunista Cubano (PCC) cerró el lunes con la “continuidad revolucionaria” como principal consigna y la batuta de la formación y del Gobierno en manos de una única persona, Miguel Díaz-Canel, como ocurrió antes con Fidel y Raúl Castro.
Es ahora, bajado el telón y diluidas las notas de “La Internacional”, cuando se sabrá en la práctica qué margen real de maniobra -y audacia- tendrá el primer líder cubano nacido después de la Revolución de 1959, que hereda un escenario muy difícil: la peor crisis en tres décadas, enfrentamiento con Estados Unidos y una pandemia en su peor momento.
La economía de la isla cayó un 11% el año pasado, se acumulan retrasos en el pago de la deuda externa y los cubanos viven exhaustos de cola en cola sorteando como pueden una acuciante escasez de todo lo básico, desde alimentos a medicinas.
Pero en su último discurso como líder del PCC, el general Castro trazó líneas rojas que dejaron claro que el relevo generacional no solo no implicará cambios ideológicos, sino tampoco más apertura económica de lo necesario.