Columna: “Distraídos mirando la paja en el ojo ajeno”
En los comentarios de estos días se percibe lo que alguien definiría como “déficit atencional severo”, o tendencia a caer en la “distracción fácil”, especialmente cuando se trata de apreciaciones políticas.
Con diferentes grados de involucramiento en la contingencia, en sus análisis la opinión pública tiende a privilegiar el morbo, el chismorreo o la comidilla, y cuando no, se distrae con lo que pasa en cualquier otra parte del planeta; con ello, lo verdaderamente relevante queda relegado a un segundo plano y sólo como tema para especialistas.
Explicable e incluso aceptable cuando se trata del ciudadano común y corriente, pero es muy grave e impresentable cuando lo mismo ocurre en la clase política.
Un ejemplo es lo sucedido con el viaje del presidente a China. Se ha hecho un tremendo caudal con la presencia de sus hijos en la comitiva. Tal como me señaló un contertulio: “una pequeñez, una crítica mezquina”; cierto, pero coincidamos que fue un error, una imprudencia y una falta de tino.
También confirman la tesis de la “distracción fácil” los múltiples comentarios en torno a las elecciones españolas y a la situación en Venezuela.
Nadie discute lo importante de ambos casos. En el primero, se podría decir que la izquierda logró atemorizar al electorado español al demonizar lo que ellos llamaron: el resurgimiento de la extrema derecha; por su parte, en la “derechita cobarde” -como definen a un sector importante del Partido Popular (PP)- se confiaron y, con marcada tendencia a la ambigüedad, dejaron la pista libre a la izquierda del PSOE… “Pan con mantequilla”.
Venezuela es harina de otro costal. Con frecuencia, mucha discreción y voz baja, los señores políticos de la “derecha light” de nuestro país sostienen que: la caída de Maduro es cosa de días, y; sólo hay que esperar que los militares actúen. Se les olvida que las fuerzas armadas venezolanas están cooptadas por el poder político y por la izquierda.
En suma, con tanta distracción, entre la “chimuchina” del viaje presidencial y lo que pasa en otras latitudes, han pasado desapercibidos los graves incidentes ocurridos en las últimas horas en la Araucanía, (Traiguén) donde resultó herido a bala un “peñi” (José Queipul) al negarse a ser fiscalizado por carabineros a raíz de una denuncia de robo de vehículos y armamento.
Lo anterior sería un incidente más de los muchos que ocurren en la zona, si no fuera porque la Jueza de Garantía de Victoria (Zelaya) dejó en libertad al delincuente debido a que carabineros, otrora ministros de fe, en esta oportunidad no habían llevado su cámara “Go-pro” para firmar el procedimiento, por lo que la detención fue considerada ilegal.
Como si esto fuera poco, la declaración de la Comunidad Autónoma de Temocuicui y las Comunidades de Resistencia Malleco, con todo desparpajo señala: “Advertimos que esta será la última vez que toleraremos que el estado chileno realice operativos en territorio mapuche… llamamos a la ingobernabilidad… radicalizaremos nuestras posturas…” y todo esto, sin que nadie del mundo político, del Gobierno, del Poder Judicial… diga nada.
Tal como concluyó uno de nuestros parroquianos: “esto es ver lo que pasa en nuestra contingencia política… nos distraemos mirando la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio…”.
Cristián Labbé Galilea