Columna de Opinión de Cristián Labbé Galilea
¡No hay plazo que no se cumpla…! Estamos a días de que las dudas políticas, que han dominado toda conversación en el último tiempo, encuentren respuesta… A muy poco andar, se habrán “desnudado” las especulaciones, las encuestas, las conjeturas electorales. Con los resultados a la vista, todo será palmario… y aparecerán, como siempre, los que nunca pierden… “era obvio, estaba claro, lo veía venir”. Así es la política y así son los tiempos pre-electorales… donde “pastan a todo campo”, pronósticos, aprensiones, victorias y derrotas.
En una semana tendremos un escenario político distinto al que hoy vivimos… Escucharemos “la voz del pueblo” y surgirán nuevas autoridades, nuevo parlamento y nuevas mayorías.
Próximos a terminar con la incertidumbre, y después de registrar sus pronósticos en una “polla”, mis contertulios me conminaron a que entregara mis predicciones… Sin diplomacia -ni piedad- con este habitualmente equivocado augur, exigieron…. “profe, muestre sus cartas”.
Sin dudar manifesté que, según las encuestas, el número de personas que votan, la experiencia electoral de último tiempo y los candidatos, la presidencia no se resolvería en primera vuelta… “habrá segunda vuelta de todas manera”.
“Tirada la primera carta” ya había caras de sorpresa… las que aumentaron cuando sostuve que en la izquierda, (entiéndase Nueva Mayoría, Democracia Cristiana, Frente Amplio, y los “colgajos”), se impondría con facilidad Guillier, y que la sorpresa sería Carolina Goic quien captaría más votos que todos los pronósticos… “habrá muchos falangistas históricos y democratacristianos de corazón que no votarán, ni en primera ni en segunda vuelta, por el candidato de la Nueva Mayoría”.
Advertí que en la oposición también habría sorpresas… “Kast aumentará notoriamente su votación, con lo cual -si no pasa a segunda vuelta- sus votos en el balotaje serán claves”.
Quienes creían que se podía ganar en primera vuelta “saltaron” sin hacerse esperar… Más que por convicción, su nerviosismo estaba avivado por el temor: “el país no soporta otro gobierno de la izquierda, hay que ser pragmáticos… necesitamos un voto útil, no están las cosas para correr riesgos ni mucho menos para darse gustitos personales”.
Cuando mis “utilitaristas y pragmáticos” interlocutores terminaron sus advertencias, les recordé con algo de humor, a Oscar Wilde y su comedia The Importance of Being Earnest, título erróneamente traducido como “La importancia de llamarse Ernesto”, ya que en ingles este nombre propio tiene un doble sentido, porque si bien “Ernest” y “earnest” son homófonos (es decir suenan igual) representan dos cosas muy distintas, uno “Ernesto”, el otro “serio y honesto”. Apoyándome en este ejemplo agregué: “Lo mismo debemos pensar en esta oportunidad… debemos asumir sin vacilaciones ´La importancia de ser honesto´, conforme a una más precisa traducción del título de la obra de Wilde”.
Finalmente, ante una audiencia pensativa, aclaré que no todas las incertidumbres eran eternas, que la nuestra “tenía plazo fijo”, y que quedaba muy poco tiempo para “convencerse y convencer” de que había que votar por quien hablaba con la verdad -sin ambigüedades, ni cálculos políticos- Concluí diciendo… “hace mucho tiempo que nuestras ideas no tenían un candidato como KAST que representara tan honestamente los valores y los principios de quienes creemos en una sociedad libre”.