Columna de Gustavo Saldaña
El legado de Michelle Bachelet
Gustavo Saldaña
Producto de ciertas medidas del recién instalado gobierno de Sebastián Piñera destinadas a desinstalar a las reformas de Michelle Bachelet, tales como el protocolo para la aplicación del aborto en tres causales y ciertos recortes de presupuesto, desde la ex Nueva Mayoría se han alzado voces que asegurar van a “defender el legado de la Presidenta Bachelet” contra la acción del nuevo gobierno.
Las voces de la defensa del “legado” han sido varias. Álvaro Elizalde, Senador del PS, llamó a “defender los derechos ganados en estos tres años”. Heraldo Muñoz, recientemente electo presidente del PPD, manifestó que “defendería el legado de Bachelet”. Desde el PC han sido aún más explícitos, pues su directiva central a través de un comunicado manifestó que defenderían en todos los espacios necesarios las conquistas sociales de la administración pasada. La pregunta ahora es: ¿Qué es lo que se va a defender? ¿Cuál es el legado de Bachelet?
Es bastante exiguo lo que dejan a Chile los cuatro años de Bachelet: la reforma educacional que nos entregó educación superior gratuita pero que jamás consideró la calidad de dicha educación, el aborto en tres causales que hoy se transformó en la demanda por aborto libre y un aumento notable en el aporte de las energías renovables a la matriz energética. Poco comparado con la “transformación de Chile” que propuso en 2013.
Durante los cuatro años del desgobierno de Bachelet la economía de Chile retrocedió 40 años. Nuestro país creció en promedio un 1,5%, la cifra más baja desde el gobierno de Salvador Allende. La deuda externa de Chile llegó hasta un 64% del PIB, cifra que no se alcanzaba desde 1987. Los gastos de los funcionarios públicos en viáticos y vehículos alcanzaron cifras récord en la historia nacional de un país tradicionalmente austero.
Poco quedó de la promesa de campaña “Nueva Constitución – Educación Gratuita- Reforma Tributaria”. Se prometió una nueva Constitución Política, que resultó en un gasto de 2500 millones de pesos para elaborar un proyecto enviado un par de días antes de terminar el mandato, y que dormirá en el Congreso como una costosa curiosidad para los leguleyos. Una reforma tributaria que hizo que las empresas pagasen menos que antes. La reforma laboral que básicamente reforzó a los sindicatos grandes, y que deja como legado la quiebra de la única empresa de contenedores refrigerados del hemisferio occidental. Educación gratuita que gracias a la intervención del Tribunal Constitucional y la derecha permiten el lucro con fondos públicos. En materia escolar, únicamente sirvió para comprar colegios y echar a perder aún más la educación pública.
En materia internacional, no solo se retrocedió en las Alianza del Pacifico, sino que se levanta una demanda en La Haya contra Bolivia como suerte de revanchismo, cuando todo indicaba que el mejor camino era abandonar el Pacto de Bogotá y transformarnos en dueños de nuestro destino. Ximena Fuentes, militante socialista y esposa de Fernando Atria, inventó la demanda de Chile por el Silala para evitar nuestra inminente salida del Pacto. Internacionalmente se le dio espaldarazos a Venezuela, y se reaccionó solo cuando se hizo imposible seguir apoyando la dictadura de Maduro frente al mundo.
Los problemas de la coyuntura fueron pesimamente manejados. La inmigración aumentó de manera descontrolada, pasando de 400.000 extranjeros al iniciar su mandato, hasta los 1.200.000 al entregarlo, provocando sobrecargas en los servicios de salud, educación y vivienda. Los resultados nos dicen que se les entregaron más beneficios sociales a los inmigrantes que a los propios nacionales. El Rally Dakar, que desde 2009 era un importante atractivo turístico del norte, se dejó de realizar ya que el gobierno consideró que no era un aporte a la economía local. Como corolario de todo lo anterior, los abogados de su hijo y su nuera procesados fueron pagados de los gastos reservados de la Presidencia de la República.
No es de extrañar que ante semejante herencia su antigua coalición ya se esté desmarcando de ella. Fuad Chahín, presidente de la DC, y Carlos Maldonado, candidato a presidente del PR, han apelado a presentar propuestas mirando hacia el futuro y dejando atrás el desastroso recuerdo de la Nueva Mayoría. Siendo realistas, el segundo gobierno de Michelle Bachelet puede considerarse como el peor en Chile desde los mil días de la Unidad Popular. Nunca en la historia de Chile un gobierno con tanto apoyo popular y con una mayoría tan clara en las cámaras fue capaz de hacer las cosas tan mal en tan poco tiempo teniendo todo a su favor.
Frente a tales resultados con los que compararse, será difícil para Piñera hacer algo aún peor. Por el bien de la Nación, Chile necesita tiempos mejores.