Buen desarrollo logra el arquero Bravo en España
Desde que comenzó el campeonato nadie le ha metido un gol al Barcelona. Ni el Elche ni el Villarreal ni el Athletic han superado a Claudio Bravo, el guardameta elegido por Luis Enrique para empezar la temporada. Ni pío le dijeron al chileno, que solo acumula dos paradas. Nada que ver con la temporada pasada, cuando Víctor Valdés recibió 14 tiros, paró 12 (un 85% de efectividad) y encajó dos goles, siendo cierto que el Villareal disparó dos veces a los palos. Al fin de cuentas, el chileno ha completado un récord para el recuerdo en este inicio de la temporada: nadie desde Andoni Zubizarreta en la campaña 1993-1994 había salido con la portería a cero después de tres partidos completos. “No es un mérito mío, es del equipo”, se esforzó en afirmar Bravo al recordar la cifra, consciente de que el esfuerzo defensivo de sus compañeros le hace grande e ignorante, seguramente, de que no hay equipo en Europa que reciba menos daños que el Barça: lleva acumulados 5 remates por partido y acumula menos que el Lazio (7) o el Sevilla (7,3).
El chileno es el portero menos exigido del mundo, así que no será que juegue por lo bien que disputa los partidos —dos paradas acumuladas—, sino que se ganó el puesto ante Masip en ausencia por lesión del alemán Ter Stegen, que aguarda su oportunidad una vez recuperado de la dolencia que le impidió competir desde el primer partido, y de eso vive.
“Tampoco se le ha visto mucho, sólo le han hecho un par de disparos. Si quieres, de 0 a 10, le pongo un 5”, dijo Luis Enrique el domingo al término del partido ante el Athletic. “Bueno, un 6, que hemos ganado”, cerró el técnico, feliz de que el trabajo defensivo sea noticia por el comportaniento colectivo antes que por las manos del portero que por definición no quiere ni ver en la foto obsesionado por defender bien.
“Tratamos de ser un equipo compacto y agresivo en los momentos en que no tenemos el balón; es la única manera de defender muy bien, pero nuestro ataque es tremendo”, tercia el portero, que no tiene porqué saber que hace solo un año a Valdés no se lo pusieron tan fácil con Tata Martino en el banquillo: el portero de Gavà sacó manos hasta decir basta.
Vive el Barça mirando al gol mientras se guarda en defensa a base de presionar muy lejos de la portería, consciente de que no hay mejor defensa que una buena manera de atacar.