La gobernante socialista Michelle Bachelet, quien está en sus últimos meses de un gobierno mediocre, mal evaluado, con un alro contenido ideológico que dividió al país, sumado a reformas mal planteadas, mal desarrolladas y mal aplicadas, además de una imagen manchada por corrupción y una mala evaluación ciudadana, ha anunciado que cumplirá sus promesas con los grupos de extrema izquierda, cerrando finalmente el penal de Punta Peuco, donde hoy permanecen militares, policías  y marinos condenados por supuestas violaciones a los Derechos Humanos. Muchos de ellos están presos por un resquicio legal del “secuestro permanente”, en los que eventualmente mantendrían secuestrados hasta hoy, a detenidos desaparecidos, una situación que cualquier chileno sabe que es imposible, pero, muchos están condenados por ese “supuesto jurídico”.

En el Gobierno de Bachelet, no hubo perdón ni olvido, ni compasión ni  gestos de unidad o de terminar con las divisiones del pasado. Muy por el contrario, fue un gobierno de polarización política y de muchas reformas muy socialista que incluso han detenido el crecimiento. La mandataria también será recordada por su alza en los impuestos y las pocas medidas incentivadoras para el crecimiento del país.