“Amigos…, compatriotas, prestadme vuestros oídos…”
Cristián Labbé Galilea.
Con estas encendidas palabras Marco Antonio inició su histórico discurso, junto al cadáver de Julio Cesar, después de que este fuera apuñalado por Brutus a la entada del foro romano. Esto ocurre en La tragedia de Julio César, de Shakespeare, donde se recrea la conspiración en contra del dictador romano Julio César, su homicidio y sus secuelas, y se da cuenta de cómo Marco Antonio denuncia a los traidores y despierta en la multitud una reacción contraria a los conspiradores…
¿Por qué empezar este sencillo comentario semanal con tan elevada cita, si no estamos en la antigua Roma (ni nada que se le parezca), ni en el Londres del mil quinientos? Estamos en los confines del mundo, en plena posmodernidad ¿Entonces, por qué? La respuesta es simple: dada la gravedad de lo que acontece en nuestro país, se me ocurrió pedir prestado a los registros culturales este genial trabajo shakespeareano, basado en hechos históricos y cuya trama gira en torno a conflictos sobre el honor, el patriotismo y la lealtad. Me sirvo de él para denunciar a los conjurados de La Araucanía y despertar a las multitudes que ven apuñalar el derecho, la justicia, la propiedad, la igualdad ante la ley, a vista y paciencia de autoridades carentes de toda voluntad de gobernar…
Amigos, compatriotas, presten sus oídos:
- La machi Linconao es detenida por su participación en el asesinato del matrimonio Luchsiger-Mckay, acto seguido terroristas queman cuatro camiones y el gobierno (querellante en el caso) pide que se le cambie la medida cautelar de prisión por la de arresto domiciliario y la Linconado para su casa…
- El Fiscal Nacional Jorge Abbot dice: “De no mediar su salud, Linconao debería estar en prisión igual que cualquier ciudadano.” ¿Y qué pasa con los militares con enfermedades terminales, que no se les reconoce ningún beneficio? ¿No son acaso ciudadanos, para ellos no media su salud?
- La “resistencia mapuche Wallmapu libre” incendió en el fundo Santa Clara un galpón con más de dos mil fardos de paja, mientras en Tirúa y Cañete se balea de día claro a los trabajadores forestales. ¿Dónde están el gobierno, los organismos de derechos humanos y los parlamentarios?
- Pocos días antes falleció de un cáncer generalizado el funcionario de la PDI prisionero en Punta Peuco a quien la Presidenta y la Ministro Blanco negaron la posibilidad de morir en su casa. ¿Es justo que para ciertos mapuches se “busque Justicia” y para los militares venganza?
- El gobierno dice no contar con ninguna información sobre quiénes realizan las acciones terroristas en el sur del país, pero tiene medio centenar de abogados persiguiendo a militares que actuaron el 73, cuando tenían veinte años. ¿No es eso venganza más que justicia?
Lo que está pasando en nuestro país no es una tragedia nacida de la pluma del célebre poeta inglés, es una cruda realidad y, lo que es más grave e inexplicable: no hay reacción por parte de la comunidad nacional. ¿Dónde están las encendidas palabras de Marco Antonio: en boca de alguno de nuestros políticos, parlamentarios, colegios profesionales, etc.? ¿Es que tenemos conflictos con el honor, el patriotismo y la lealtad? ¡Qué penoso, qué vergonzoso, qué deplorable sería!