Siria culmina la entrega de todas las armas químicas
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) anuncia la salida del último barco.
El arsenal químico de Siria ha salido del país. El último cargamento de 100 toneladas de sustancias tóxicas (de las 1.300 toneladas) en posesión del régimen de Bachar el Asad ha zarpado del puerto sirio de Latakia a bordo del buque danés Ark Futura. A partir de ahora, el gas sarín y mostaza, además del gas nervioso VX recogido, será destruido en el Mediterráneo dentro de las cámaras selladas de la nave estadounidense Cape Ray. De su lado, los productos menos peligrosos serán neutralizados en diversas instalaciones en tierra abierta en Alemania, Finlandia, Reino Unido y EE.UU.
La operación es “histórica y sin precedentes”, según Ahmet Uzumcu, director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Con sede en La Haya, sus inspectores han supervisado, junto con Naciones Unidas, la fase más delicada de nueve meses “de extraordinario esfuerzo y cooperación internacional destinado a sacar armas de destrucción masiva de un país en pleno conflicto armado interno”, ha añadido Uzumcu.
La fecha marcada en el pacto sellado por Washington y Moscú para que Siria se deshiciera de todo su arsenal se cumple el próximo 30 de junio. Dado que el proceso de neutralización es lento y complejo, el plazo sera superado. Siria, de todos modos, desea que los empleados de la OPAQ y de la ONU abandonen su territorio en cuanto este ultimo cargamento salga de sus aguas territoriales. Investigadores de la primera organización, sin embargo, poseen información que confirmaría el uso de cloro en ataques tóxicos contra a población llevados a cabo por El Asad en los últimos meses.
Human Rights Watch aseguró el pasado mayo que “helicópteros del Gobierno sirio lanzaron barriles de cloro contra tres ciudades del norte del país a mediados de abril”. Al menos 11 personas habrían perecido y otras 500 mostraron “síntomas de exposición” al cloro. Dado que se usa en la industria química civil y comercial, no formaba parte del arsenal que debía ser rendido. Utilizado como arma, sí vulnera las convenciones firmadas por El Asad en este terreno
La operación siria ha mostrado la cooperación internacional en una aventura de este calibre. Una treintena de países han aportado fondos y medios de transporte, además de apoyo logístico, para llevar el arsenal a la costa siria. Las rutas que han transitado son las mismas donde las tropas de Asad y los rebeldes libran una guerra civil, y los problemas de seguridad han retrasado en parte la operación misma. La violencia ha entorpecido también la labor de los inspectores, que debían revisar los complejos donde el Gobierno almacenaba el arsenal. El propio Ahmet Uzumcu ha recordado que la destrucción de los lugares donde se producían las armas químicas, “es el siguente paso de nuestra misión, que esperamos abordar lo antes posible”.