Los seguidores de Al Asad respaldan masivamente el régimen sirio en las urnas
Los colegios electorales extendieron cinco horas la hora del cierre en unos comicios celebrados en las zonas del país en guerra bajo control del régimen.
Los sirios se volcaron ayer con los comicios presidenciales en Damasco, donde la afluencia de votantes fue masiva, en unas elecciones en las que el mandatario Bashar Al Asad tiene todas las papeletas para ganar.
Casi 16 de los 23,6 millones de sirios estaban llamados el martes a acudir a las urnas, que cerraron a medianoche -tras una extensión de cinco horas más de lo previsto- en 9.601 centros de votación repartidos por las zonas del país en guerra bajo control del régimen.
Desde primera hora de la mañana, la gente comenzó a llegar a los puntos de sufragio en la capital, algunos a bordo de autos y buses decorados con la bandera siria y fotografías de Al Asad, según pudo constatar Efe.
En un centro de votación próximo a un conocido hotel de cinco estrellas de Damasco, los electores depositaban sus papeletas en las urnas de plástico colocadas en una pequeña sala.
Los integrantes de la mesa electoral apuntaban los nombres de los electores y los números de sus carnés de identidad, bajo los retratos de Al Asad y de sus dos oponentes: el diputado de la oposición tolerada Maher Abdel Hafez Hayar y el exministro Hasan Abdalá al Nuri.
Para los sirios aún se hace raro ver junto a la propaganda de Al Asad, que lleva en el poder desde 2000, la publicidad de otros aspirantes, ya que estas han sido las primeras elecciones con más de un candidato en medio siglo en Siria. Aun así, de las decenas de personas consultadas, ninguna dijo que iba a apoyar a otro aspirante que no fuera Al Asad.
Uno de ellos era el dependiente Kamil Qaderi, de 23 años, que en vez de usar tinta para marcar la papeleta empleó su propia sangre porque, afirmó, estaba preparado para “sacrificarse” por Al Asad. Otra seguidora entusiasta del presidente era la recepcionista Samia Asale, que llevaba una camiseta con el mensaje “shabiha forever”, en referencia a los milicianos progubernamentales, que apoyan al Ejército. Asale se mostró confiada en que Al Asad “liderará Siria hacia un futuro próspero”.
El corazón de la capital está bajo férreo control de las autoridades, aunque puede escucharse a veces el ruido de los bombardeos en la periferia, donde los soldados luchan contra los rebeldes en el distrito de Guta Oriental.
En la capital, el respaldo al presidente es significativo entre amplios sectores de la población, especialmente entre los cristianos y otras minorías religiosas, preocupados por una hipotética ascensión al poder de los islamistas si Al Asad se marcha.
“Votar por Al Asad es como lanzar un misil Scud contra las cabezas de quienes quieren desestabilizar el país. Yo voto por quien puede mantener la estabilidad y la seguridad en Siria”, dijo a Efe Basem Samaan, un arquitecto de 34 años, que huyó de su casa en el suburbio damasceno de Yobar por los ataques.
Samaan explicó que él, al principio, apoyaba a los rebeldes pero que cambió de opinión porque sintió que no buscaban de verdad la libertad, después de que un proyectil lanzado por los insurgentes destruyera su casa e hiriera a uno de sus hijos.
En Damasco, varios cohetes cayeron durante la jornada electoral en zonas del centro sin causar víctimas; mientras que en el resto de provincias la jornada transcurrió sin incidentes.
Tanto la Comisión Judicial Suprema Electoral como la televisión oficial destacaron el gran número de personas que fueron a votar.
Según las autoridades, miles de sirios cruzaron desde el Líbano para sufragar en los centros de votación instalados en puestos fronterizos.
Delegaciones de parlamentarios de Bolivia, Venezuela, Brasil, Rusia, Irán y Zimbabue, entre otros Estados, se encuentran en la capital para seguir los comicios.
Cuatro años de conflicto
Las elecciones se celebran cuando Siria se adentra en el cuarto año de un conflicto que ha causado más de 162.000 muertos, seis millones de desplazados internos y 2,5 millones de refugiados en otros países.
Sobre el terreno, Al Asad está fortalecido por los recientes avances del Ejército.
Los últimos siete comicios desarrollados en Siria han sido más bien referendos para confirmar al presidente de turno, bien Bashar Al Asad o su padre, Hafez al Asad (1971-2000), en los que siempre obtenían más de 95% de los sufragios.
La nueva Constitución, aprobada en un plebiscito en febrero de 2012, y la nueva ley electoral han abierto la puerta a elecciones con más de un candidato, aunque dificultan la presentación de los opositores exiliados en el extranjero.