Infierno en Viña del Mar, artículo del periodista Marco Peña Madrigal
INFIERNO EN VIÑA DEL MAR
La denominada Ciudad Jardín, capital turística de Chile, enfrentó el más voraz y letal incendio de su historia.
Viña del Mar es una ciudad considerada como la capital turística de Chile, y como toda ciudad con esas características tiene en los meses de verano una importante afluencia de público, cada año es destino preferido de muchos turistas nacionales y extranjeros. Viña del Mar está situada a sólo 120 Kms de Santiago, la capital de Chile, tiene una considerable belleza en sus paisajes y un importante e imponente borde costero. “Viñamarino o viñamarina” es el gentilicio que orgullosamente lucen sus más de 300 mil habitantes.
En este verano 2024, al inicio del mes de Febrero, en plena y llamativa época estival, la llamada “ciudad jardín” se vio enfrentada a una de las mayores tragedias de su historia, un voraz incendio que arrasó con zonas forestales, industriales y residenciales, tres ámbitos de esencial desarrollo para una gran ciudad como Viña del Mar.
El viernes 2 de Febrero la ciudad se disponía para un habitual feliz fin de semana, las calles ya mostraban la congestión de tránsito propia de las ciudades turísticas que ofrecen diversos panoramas de diversión. Restaurantes, playas, casino y centros de atracción se preparaban para recibir a sus miles de visitantes. La ciudad los esperaba con un sol resplandeciente que acompañado de la habitual brisa costera generaban el clima perfecto. Pero esta vez todo resultaría distinto, dramáticamente distinto, el mismo sol que alegraba a los turistas se convertiría en elemento crítico para los habitantes de Viña del Mar. La ola de calor y vientos avivaron rápida y simultáneamente focos de fuego que nacían desde zonas forestales en las afueras de la ciudad. El viento hizo lo suyo, el fuego llegó hacia sectores residenciales de la parte alta de la ciudad avanzando dramáticamente a sectores industriales con la gravedad que eso reviste por los componentes químicos existentes.
El cielo, con una siniestra tonalidad de gris y naranjo, invadió y oscureció la ciudad, las gigantescas nubes de humo ya eran visibles desde cualquier punto de Viña del Mar. Los medios de comunicación nacionales comenzaron a interrumpir sus transmisiones habituales para dar paso a los despachos necesarios para cubrir esta dramática noticia, pronto se sumaron los medios internacionales, la ciudad jardín enfrentaba quizás el más voraz incendio de su historia.
A través de las redes sociales las crudas imágenes comenzaron a reproducirse con su reconocida inmediatez, los relatos de los protagonistas daban cuenta del horror y la magnitud del siniestro., autos con ocupantes aprisionados en carreteras rodeadas de fuego, casas destruidas en minutos y bosques arrasados fueron el fondo de escenario para imágenes que resultarían aterradoras y que nos mostrarían una realidad espeluznante, triste y en extremo dolorosa, eran las víctimas alcanzadas por el fuego mientras intentaban infructuosamente huir, era la imagen sobrecogedora de familias completas atrapadas y calcinadas, eran mascotas aterradas intentando sobrevivir al infierno, el horror se apoderó de la ciudad en muy breve tiempo.
El número de víctimas sitúa a este incendio como el segundo más letal de la historia, sólo superado por el ocurrido en Australia en el año 2009.
Los orígenes de este incendio están aún en investigación, todo indica, dicen los expertos, que hubo clara intencionalidad, y las razones para ello no las sabemos con certeza, hoy estamos invadidos de conjeturas al respecto difíciles de entender o aceptar, el asombro nos mantiene incrédulos.
La ciudad está alterada, arrastra el trauma de la tragedia. Las playas que hace pocos días estaban desbordantes retoman muy lentamente la normalidad, el casino cerró algunos días sus puertas, hay dudas sobre la realización del emblemático Festival de la Canción de Viña del Mar, la ciudad aún no es la misma.
La historia cuenta que los chilenos nos unimos en la adversidad, Viña del Mar comienza a recibir las ayudas. Mis respetos a los bomberos en su arriesgada, voluntaria y noble misión. Mis respetos a los civiles generosos que no dudan en tender la mano al vecino afectado. En estas circunstancias, el ciudadano común asoma con grandeza.
Viña del Mar aún huele a humo, dolor y angustia, pero sin duda se levantará, con la ayuda de muchos por supuesto, pero principalmente por la propia actitud valiente y decidida de cada uno de sus habitantes. Chile es un país con hombres y mujeres que han sabido enfrentar las adversidades a lo largo de su historia, esta vez no será la excepción.