La cola no mueve al perro, por Cristián Labbé
La Cola no Mueve al Perro
Cristián Labbé Galilea
La lógica nos enseña que en todo hay un cierto orden y que, cuando éste se altera, produce importantes señales e impensados efectos. Eso es lo que ha ocurrido con la actitud del gobierno ante las demandas de Celestino Córdoba, desde su reclusión en un exclusivo “Hospital Multicultural” de la Araucanía… (¿Será que el dolor de cabeza, la gripe o la huelga de hambre de un “originario”, son distintas a las de un “cristiano” y requieren un policlínico especial?).
Resulta absurdo e insostenible que sea “el condenado” el que mueva las piezas del orden y del derecho en nuestro país, al ser él quien generosamente acepta -vía vocera- el ofrecimiento del Gobierno de flexibilizar su reclusión y permitirle ir a su Rewe.
Dado lo anterior, es válido preguntarse: ¿a quién temía tanto el oficialismo?… ¿Al poder del machi, al operador de los DD.HH Sergio Micco, al Alto Comisionado de la ONU, a los Organismos Internacionales, o a la izquierda?… ¡A todas las anteriores!… Ha quedado claro quién manda aquí: ¡la intervención extranjera y no el orden interno!, ¡la presión y no el derecho!
Después de lo visto… ¿Con qué autoridad el titular de Justicia, este gobierno y la sociedad política, enfrentarán a los uniformados cuyos camaradas de armas, privados de libertad por haber acudido al llamado de la ciudadanía hace casi medio siglo, han sido discriminados al negárseles, entre otras cosas, concurrir al matrimonio de una hija, al funeral de la esposa o simplemente ir a morir entre sus familiares…? ¡Imperdonable!
Si el sentido común, la razón, la lógica y la justicia se han descarriado, más imprescindible resulta entonces que impere la sensatez y que sea urgente concentrarnos en lo que viene, porque, así como van las cosas, “plebiscito habemus” y, por lo tanto, no podemos permitir que el país sea movido por “colas peladas” y encantadores de serpientes…
El tiempo es escaso, el gobierno está dividido, el Presidente ya dijo que quería una nueva Constitución… no queda más camino que actuar y darle al plebiscito “un verdadero sentido de urgencia”.
¿Cómo va a ser tan difícil advertir que la idea de una Constituyente no ha sido nunca una prioridad del ciudadano común, que todo está pensado para que sean los mismos políticos los que mañoseen forzando a que las cosas sucedan como ellos quieran…?
¿Cómo hacer entender que es urgente salir de la indiferencia, la apatía y de ser meros espectadores de la contingencia, que el actual orden institucional fue el que nos sacó del subdesarrollo; que tenemos otras prioridades políticas, económicas y sociales…?
Después de ver las señales del gobierno y de comprobar que un Ministro altera impunemente el orden y la justicia, recordé que la sabiduría popular, ante situaciones absurdas e ilógicas, advierte que “la cola no mueve al perro” sino al revés, lo que calza muy bien al comprobar que Celestino, Micco, y otros son “las colas” que mueven a este gobierno… no la razón ni la lógica.