A lo malo olvido y al Futuro lo bueno le pido
En estos días es fácil comprobar que las personas en general, a pesar de estar agobiadas por todo lo que implica un fin de año en lo laboral, lo familiar, lo económico, etcétera, andan con un ánimo muy particular… andan en “buena onda”. ¿Será que están pensando en las vacaciones? Es posible, pero es más probable que sea porque se tiene la esperanza de que con el año nuevo llegarán cosas buenas, atrás quedará lo negativo…
A cada rato escuchamos: ¡feliz año!… ¡venga un abrazo!… “bendiciones don Fulano”… “que le vaya bien don Zutano…” Claramente hay poco espacio para lo negativo. Es tan así que uno de mis contertulios, un pesimista de “tomo y lomo”, me llamó para desearme suerte durante el año que comienza y, cuando le pregunté cómo estaba su ánimo, me sorprendió con su respuesta… “¡bien!”, y después de un corto silencio agregó en un tono esperanzador: “pero no te preocupes, se me va a pasar”…(¡Plop!)
Cuento esta historia porque no es muy distinta a lo que he escuchado en estos días… Existe la percepción de que el año que termina nos deja un “sabor agridulce” (más agri… que dulce): partimos con muy buenas expectativas, se iniciaba un nuevo gobierno que prometía “tiempos mejores”; pasaron los meses y, después de una instalación lenta y con tropiezos, el gobierno fue perdiendo el apoyo ciudadano hasta terminar el año en su mas bajo nivel… Ni hablar del gabinete que -salvo contadas excepciones- no logra un protagonismo que genere adhesión y confianza… Los partidos políticos -de uno y otro lado- enfrascados en luchas intestinas que dan cuenta de que lo único que les interesa es el poder… Los parlamentarios abstraídos de la realidad que afecta al ciudadano común y corriente se han concentrado en legislar sobre temas que en nada ayudan a crear un clima político optimista…
Dado el ambiente que se respira en estos días, y del cual dan cuenta estas líneas, nos ahorramos el tener que hacer referencia a los escándalos que han afectado a las principales instituciones de nuestra sociedad y que dan para “un batido y un fregado”, temas que… si queremos ser realistas, no tienen explicación alguna.
No caigamos en el negativismo… también hay “aspectos con dulce sabor”. Sin duda este gobierno logró parar la caída que traía nuestro país en todo sentido, demostrando laboriosidad y aplicación en temas sociales como en la educación y la salud, con lo cual el ciudadano común ha mantenido expectativas moderadamente positivas sobre el futuro… Este segmento que es la mayoría del país, y que se reconoce como “aspiracional”, está consciente de que las cosas serían distintas si la izquierda hubiese ganado las elecciones… y este punto no es menor.
Por último hay que pensar, en estas horas de balance y de proyecciones, que “toda noche, por oscura que parezca, tiene su amanecer…”. Este pensamiento, que ha movido a la humanidad a través de los tiempos, es la clave que tiene que inspirarnos para dejar atrás la odiosidad, la inseguridad, la incertidumbre… y tomar definitivamente el camino del orden, el bienestar y el progreso en lo político, lo económico y lo social. Para un año nuevo que recién comienza… da la impresión que no es mucho pedir…
¡A lo malo olvido y al futuro lo bueno le pido!
Cristián Labbé Galilea.