Peña Nieto deja a México en manos de la Izquierda, tras un gobierno que perdió lucha contra la delincuencia
Las elecciones generales del domingo son las más grandes en la historia de México y también las más violentas, con al menos 136 políticos asesinados desde septiembre, cuando se inició el proceso electoral.
Una imagen quedará para siempre grabada de la campaña electoral mexicana: un aspirante a diputado se toma una “selfie” y es inmediatamente baleado por la espalda.
Fernando Purón, candidato a diputado federal por el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), fue asesinado cuando se tomaba una foto con una simpatizante al salir de un debate en el que habló varias veces del combate que libró contra Los Zetas, uno de los cárteles más brutales de México, cuando era alcalde de Piedras Negras, Coahuila.
Purón es tan solo uno de los 136 políticos que han sido asesinados desde que comenzó en septiembre el proceso electoral en México (de ellos 28 eran precandidatos y 20 más candidatos), de acuerdo con la consultora Etellekt.
Un número significativamente mayor al registrado en 2012, cuando nueve políticos y un candidato fueron asesinados, añade.
Esto no es más que una muestra -según los expertos- de la sangrienta penetración del crimen organizado que busca granjearse fidelidades entre las autoridades para obtener dominio territorial y ganar acceso a recursos públicos.
Así tienen garantías de que éstas “obedezcan sus instrucciones como sicario o como varón del crimen organizado”, explica a la AFP Luis Carlos Ugalde, consultor y ex presidente de la autoridad electoral mexicana.
“Si piensan que algún político no va a transar, negociar, ceder, lo matan”, destaca.
La violencia en México crece a pasos agigantados. Cuerpos mutilados, calcinados, abandonados en carreteras; policías y militares emboscados; mujeres violadas, degolladas encontradas flotando en ríos, son imágenes que se repiten en los últimos años.
Más de 25.300 asesinatos violentos se cometieron en 2017, cifra más alta desde que inició en 1997 el recuento oficial de la secretaría de Gobernación (Interior).
Esos crímenes tuvieron como escenario tanto destinos turísticos, como Los Cabos, Baja California Sur, hasta las zonas más deprimidas del país de 120 millones de habitantes, de los cuales poco más de 50 millones están sumidos en la pobreza.