Columna de ex alcalde Cristián Labbé Galilea
Marginado y Kast… tigado
Cristián Labbé Galilea
Sin una metodología rigurosa, he intentado desentrañar los sentimientos y las reacciones del común de los ciudadanos sobre la cuenta pública que entregó el Presidente, llegando a la conclusión de que: fuera de los “señores políticos”, que aprovecharon la ocasión para lucirse con frases descalificadoras o con halagüeños comentarios, y; de los medios de comunicación que con sus elaborados compendios llenaron páginas y páginas, el mensaje presidencial no causó ningún impacto considerable.
Situación que era altamente predecible. Con menos de tres meses de gobierno no es mucho lo que se puede mostrar (excepto algunos errores no forzados) y lo que se señalara para el futuro no serían más que proclamas que a la opinión pública… poco convencen.
Pero así como nada importante se podía esperar de este primer mensaje presidencial, tampoco era esperable que se cometiera un error tan torpe como no invitar al ex candidato presidencial, José Antonio Kast, a un acto republicano como este.
Un detalle, que pudo ser atribuido a un simple error, ha generado gran malestar a un sector importante de la comunidad nacional, especialmente en estos días cuando las encuestas le asignan al “marginado” una adhesión de más del 14 %.
A nadie se le ha olvidado -excepto a las autoridades del gobierno- que en las pasadas elecciones, a minutos de conocidos los resultados de la primera vuelta, el “segregado”, actualmente cabeza del movimiento Acción Republicana (AR), adhirió sin condiciones al hoy en día Presidente de la República.
Se acrecientan la decepción con la política y el desencanto con el actual gobierno, cuando se constata que si algo ha diferenciado a este novel político es: su consecuencia y su estilo de llamar a las cosas por su nombre, ¡diciendo al pan pan y al vino vino!
Fehacientemente esa forma de actuar le permitió, en primera vuelta, obtener un 8% de los votos y ahora al hablar con claridad, sin temores ni complejos y diciendo las cosas por su nombre, sin medias verdades ni dobleces…. le ha permitido un significativo incremento en el apoyo ciudadano.
Queda entonces demostrado que en política, como en la vida: “las cosas (y las cuentas) tienen que ser siempre claras y el chocolate muy espeso”.
Dirá mi prudente lector que: “el gobierno está recién partiendo y que hay que darle tiempo”. Pero lamentablemente (según mis investigaciones) quienes siguen la política desde cerca han percibido, en este corto período, señales inequívocas que alimentan la sospecha de que en esta ocasión se podría repetir un escenario similar al del periodo anterior, donde se incumplieron compromisos formalmente contraídos, por ejemplo, con los uniformados en retiro.
Ahondan las aprensiones lo que está ocurriendo con los evangélicos, quienes fueron determinantes en la elección pasada y que, ahora, al sentirse defraudados por el gobierno, amenazan con pasarse a la oposición.
Por último, surge la duda de si, dada esta tendencia oficial de conducirse en forma políticamente correcta y con tendencia reiterada a moverse hacia la izquierda, cuando alguien actúa con consecuencia y habla con la verdad, corre el riego de ser marginado y Kast… tigado.