¿Hay posibilidades de viajar en el tiempo como en la película ‘Volver al futuro’?
La Universidad de Birmingham examina ideas profundas y eternas. Eso porque, cuando uno empieza a reflexionar sobre el tiempo, surgen interrogantes sobre física y filosofía, así como sobre la naturaleza de la realidad.
Nikk Effingham, director del departamento de Filosofía, está liderando el proyecto con Alastair Wilson, quien entre otras cosas se especializa en la filosofía de la física.
Si bien es cierto que la probabilidad de viajar en el tiempo es “infinitesimal”, dice Effingham, no es imposible.
Además, subraya, es inherentemente valioso explorar “preguntas intrínsecamente interesantes”: los resultados pueden ser sorprendentes al embarcarse en investigaciones tan abiertas.
Incluso algunas ideas aparentemente obtusas tienen aplicaciones directas.
Un buen ejemplo es lo que está examinando parte del grupo internacional: cómo perciben el tiempo las moscas de la fruta. Y antes de que lo desestimes, considera que el propósito es comprender mejor la noción del tiempo y la memoria secuencial, un tema relevante para algunos trastornos degenerativos en los humanos.
El proyecto de Birmingham tiene la tarea de abordar algunos de los argumentos clásicos contra el viaje en el tiempo, como “la paradoja del abuelo”, la cual argumenta que si alguien regresa al pasado, podría matar a su abuelo, lo que haría imposible que el turista temporal naciera.
Si no puede nacer, nunca puede retornar, así que el viaje en el tiempo es imposible.
Había dos veces…
Pero el cuento no termina ahí, pues los filósofos tienen un contraargumento que evaluar.
Dice que para prevenir tal proceso de autoeliminación, cualquier viajero temporal será permanentemente incapaz de matar a su abuelo -la pistola se atascará, la bala alcanzará a otra persona-, de manera que las líneas del tiempo no se modifiquen.
Otra teoría es que los cambios hechos por un turista temporal crearían una cadena de eventos en un universo paralelo, pero no alterarían el mundo original en el que empezó su viaje.
Esto se relaciona con la teoría que sugiere que nosotros vivimos sólo una versión de la realidad y que hay un número infinito de posibilidades que están ocurriendo en universos paralelos.
El viajero en el tiempo podría hacer cambios que provocarían nuevas secuencias de eventos en esos muchos mundos distintos, sin influir su cronología original.
“Curva temporal cerrada”
Para Wilson, examinar el viaje en el tiempo es una manera de abordar preguntas sobre física fundamental.
Implica pensar sobre el tiempo no como una manera de medir el paso de las horas o los días, sino como una dimensión más parecida al espacio.
Si uno pudiera viajar por este concepto de tiempo, señala Wilson, no sería como “entrar en una caja que te llevaría a lugares”.
Sería más bien una especie de portal desde donde se podría partir y regresar, algo que ha sido descrito por los físicos como “curva cerrada de tipo de tiempo” o “curva temporal cerrada”.
Pero, ¿podría alguna vez ocurrir?
“Nuestra mejor física deja la posibilidad abierta”, responde Wilson.
“Si sucediera, podría ser en alguna región exótica del Universo, muy, muy lejos, cerca de un agujero negro con alta concentración de energía”.
Y subraya un detalle importante: en este caso, “no se trata tanto de inventarse una máquina de tiempo, sino de descubrir la ubicación”.
¿Dónde están los nietos de nuestros tataranietos?
La fascinación con el tiempo refleja cuán intrínseco es a la experiencia humana y todas las cosas vivas.
Está ligado a los ritmos naturales del día y la noche, nacimiento y muerte, el latir del corazón, las unidades más minúsculas de la naturaleza y el origen del Universo.
“Nuestros mejores relojes usan la vibración de un átomo para medir el tiempo, átomos que han estado vibrando desde su creación hace miles de millones de años”, apunta Wilson.
Pero hay otro argumento incómodo contra la idea de que viajar en el tiempo podría llegar a ser posible en el futuro distante con los avances de la tecnología.
Si eso fuera a pasar, ¿por qué no hemos conocido a esos humanos del futuro que viajan a visitarnos en lo que es su pasado?
Pero así no nos hayamos encontrado con un turista temporal, Wilson insiste que el viaje intelectual a lo desconocido en sí mismo es valioso.
“La gente se divide entre aquellos que preguntan: ‘¿hay alguna posibilidad práctica de que se logre antes de que yo me muera?’, y cuando les contestas: ‘no’, pierden el interés, y los que están interesados en las preguntas en sí mismas porque están conectadas con cuestiones fundamentales sobre la humanidad”.
¿Podremos devolvernos alguna vez en el tiempo? El tiempo lo dirá.