El inestable e incierto futuro de Brasil con Dilma Rousseff
“Si el PMDB le suelta la mano, Dilma Rousseff no tiene forma de continuar”. Así de contundente fue el economista y profesor de la Universidad Paulista, Gustavo Segre, con respecto al futuro incierto de la presidente de Brasil, principal foco de la actual crisis que está atravesando el país.
“Imagino un juicio político o una renuncia”, agregó el especialista, en diálogo con Infobae TV, quien aseguró que el mal momento del país se debe a una cuestión principalmente política y en menor escala económica. “Todo fue generado a partir de la última elección de Dilma Rousseff, en la que el 49% no la quería y el 51% sí la quería”, apuntó.
Segre resaltó que es tal la crisis que atraviesa el gobierno del PT que, los ajustes que planeaba realizar el ex candidato opositor Aecio Néves y que no quería el 51% de la población, los terminó implementando Dilma. “Ese 51% que no quería esos ajustes quería continuar con este populismo, con el apoyo de beneficios sociales”.
“IMAGINO UN JUICIO POLÍTICO O UNA RENUNCIA DE DILMA ROUSSEFF”Parte de esa política de ajuste significó un aumento en la tasa de interés, la tarifa eléctrica, el precio de la naftay, principalmente, el retiro de beneficios sociales a los trabajadores. Sin embargo, el economista aclaró: ”Dilma está haciendo el ajuste que Brasil necesita”.
Pero todas las promesas que realizó durante su campaña fueron tiradas por la borda y ahora ese descontento se ve reflejado en las encuestas. En la actualidad cuenta con apenas un 8% de aprobación y un 71% de desaprobación.
Incluso la campaña de la jefe de Estado podría ser investigada luego de fuertes acusaciones de que el partido gobernante fue financiado indirectamente con dinero robado a Petrobras, denuncia realizada por el vicepresidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Gilmar Mendes.
A menos de un año de iniciado su segundo mandato, la presidente de Brasil ya sufrió tres multitudinarias marchas. Según Segre, el cambio radical en su política social y económica es un motivo más de esas movilizaciones.
“El problema es innegablemente contra Dilma, pero fundamentalmente contra el Partido de los Trabajadores por los casos de corrupción”, explicó.
Por el escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras varios funcionarios del PT y empresarios fueron detenidos o se alejaron de sus respectivos cargos.
Uno de los casos más fuertes fue el del ex jefe de gabinete de Lula da Silva, José Dirceu, quien el pasado lunes 3 de agosto fue detenido por la policía, acusado por presunta recepción de dinero desviado de la petrolera estatal.
En el marco de esta causa, la fiscalía brasileña también acusó al presidente de la Cámara de Diputados,Eduardo Cunha, por sobornos y lavado de dinero. El procurador general Rodrigo Janot exige el pago de 80 millones de dólares: 40 millones para restituir los fondos que fueron arrebatados a Petrobras por empresas que le sobrefacturaron contratos para financiar los sobornos y otro tanto en concepto de multa.
Segre remarcó que en el último tiempo el propio Lula ingresó al ojo de la tormenta: “Lula entra en las manifestaciones como un participante de primera línea que antes no estaba”.
El economista y docente de la Universidad Paulista recordó que el ex presidente dejó el cargo con una aprobación del 82%. No obstante, es escépticos respecto al futuro del ex mandatario: “Lo veo declarando en los tribunales”.
Además de la crisis política por el escándalo de corrupción, Dilma Rousseff otro importante reto que es la crisis económica. En julio pasado el desempleo ascendió a 7,5%, registrando el peor índice desde 2010. A su vez, el agitado clima político ejerció una fuerte presión sobre la moneda local. Así el gobierno debió devaluar el real y el dólar alcanzó su precio más alto en 12 años (3,57 reales).
Brasil y el futuro del Mercosur
El Senador brasileño Renán Calheiros, presidente de la Cámara Alta del Congreso, había planteado en una comisión de la Cámara la idea de disolver el Mercosur, como una entre tantas ideas para superar la crisis de Brasil. Esta idea, si bien hasta el momento no tendrá asidero, en un primer momento fue seguida de cerca por Uruguay, otro de los integrantes del bloque.
De hecho el canciller charrúa, Rodolfo Nin Novoa, se comunicó con su par brasileño Mauro Vieira para conocer de primera mano esta iniciativa que plantea el legislador.
Aunque el tema parece no haber prosperado, lo cierto es que el bloque desde hace tiempo reclama un cambio de rumbo. Y la actual crisis brasileña significa un fuerte dolor de cabeza para el Mercosur.
“El regionalismo sirve en la medida en que sus líderes no estén en crisis”, explicó Nicolás Albertoni, especialista en Negocios Internacionales e Integración, en diálogo con Infobae.
“En la medida en que Brasil se debilita varias cadenas se empiezan a caer. Por ejemplo con el caso de Uruguay, donde se desmonta una planta automotriz de la noche a la mañana. Esto demuestra que cuando hay una crisis las economías se retraen”, añadió.
Roberto García Moritán, en su columna publicada el día 16 de agosto, aseguró que el hecho de que la posibilidad de la desintegración del bloque ya se haya planteado en el Palacio del Planalto “es una clara indicación de que, en algún momento, los objetivos de la dinámica integracionista del Brasil van a cambiar”.
“También enfatiza la necesidad de que el Mercosur adopte actitudes más flexibles y se abra al mundo”.
El especialista uruguayo reconoce que en el bloque regional hubo crecimiento, pero eso no pudo ser consolidado en desarrollo. En ese marco, y de persistir las actuales políticas, augura un complicado futuro: “No pudimos consolidar el crecimiento en desarrollo. Si a eso le sumamos a un Brasil debilitado, el panorama es complicado para el Mercosur”.
Aunque reconoció que en la agenda inmediata de Dilma el bloque no ocupa un lugar central, Albertoni consideró que en un tiempo sí lo hará. “El Mercosur sin dudas estará en la agenda de Dilma porque le prohíbe a Brasil diversificar su economía”.
“Hoy el Mercosur está siendo una traba para Brasil”, concluyó.