Irlanda: Un histórico 62,1% apoyó el Sí al Matrimonio Igualitario, convirtiéndose en el primer país en aprobarlo vía voto ciudadano.
El “no” sólo logró imponerse en uno de los 43 distritos electorales de Irlanda, en Roscommon-South Leitrim, en la cenagosa región central del país, por lo que el triunfo del SI, fue aplastante.
En Irlanda despertaron el domingo ante lo que parece una nación renacida: algunos seguramente ya tienen sueños de planes de matrimonio. No todos se despertaron temprano. La comunidad gay celebró hasta altas horas de la madrugada en una fiesta de las más grandes en la historia de Irlanda, tras el anuncio de que los votantes de la nación aprobaron el viernes en referéndum —por mayoría abrumadora— la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En la consulta, el 62,1% de los electores apoyó el “sí” para que se modifique la definición del matrimonio en la Constitución conservadora, que data de 1937, como la unión entre dos personas sin importar su sexo. Se espera que el resultado conduzca a una ola de matrimonios del mismo género este verano.
El Departamento de Justicia confirmó el domingo que planea publicar un proyecto de ley de matrimonio en la semana que inicia y que espera que sea aprobado por ambas cámaras del Parlamento, con lo que sería promulgado en junio.
La nación europea es la primera en el mundo que aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo mediante consulta popular. Otros 19 países han legalizado la práctica, pero mediante sus legislaturas y tribunales.
Para la pareja gay más prominente de Irlanda —la senadora Katherine Zappone y Ann Louise Gilligan— es un momento emocionalmente abrumador. Desde 2003 han luchado para que Irlanda reconozca como válido su matrimonio legal en Canadá, un caso que han llevado hasta el final en la Corte Suprema. Ahora ha llegado su día.
“Durante mucho tiempo, me he resistido a darme por vencida, diciéndome ‘¡Estamos casadas. Soy una mujer casada!” dijo Zappone, una nativa de Seattle que se reasentó en Dublín con su esposa irlandesa después de que ambas se conocieron y se enamoraron mientras estudiaban teología en la universidad de Boston.
El porcentaje inesperadamente alto de aprobación sorprendió tanto a quienes están a favor como en contra. Más de 1,2 millones de irlandeses apoyaron el “sí” y menos de 750.000 el “no”.
Según analistas, el triunfo del “sí” se debió a la intensa utilización de las redes sociales para movilizar a los jóvenes, decenas de miles de los cuales votaron por primera vez.
Además, los conmovedores relatos de personalidades irlandesas —que revelaron su homosexualidad o que describieron sus esperanzas a favor de los niños gays— convencieron a los electores para que apoyaran la equidad en el derecho al matrimonio.
Tanto el clero católico como los defensores de los gays describieron los resultados como una “revolución social” en Irlanda, donde hace sólo unas décadas los electores habían reforzado la autoridad de las enseñanzas de la Iglesia católica con votos abrumadores a favor de las prohibiciones al aborto y el divorcio en la década de 1980.
Los electores legalizaron el divorcio por escasísimo margen en 1995 y ahora, por firme mayoría, rechazaron los reiterados llamados de la Iglesia católica para que se opusieran al matrimonio entre personas del mismo sexo.
El aborto continúa proscrito y se perfila como el siguiente gran enfrentamiento de política social en el país.
El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, dijo que “la abrumadora votación” contra las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio gay significa que el clero en Irlanda necesita encontrar con urgencia un nuevo mensaje y una nueva voz para llegar a los jóvenes del país.
“Es una revolución social… La Iglesia necesita hacer una revisión total a fondo”, dijo Martin.
“¿Nos hemos alejado complemente de los jóvenes?”, preguntó. “La mayoría de quienes votaron a favor son producto de nuestras escuelas católicas durante 12 años”.
David Quinn, dirigente del Instituto Iona, un grupo de expertos católicos, expresó preocupación de que ningún partido y sólo media decena de políticos hayan apoyado la causa del “no”.
“El hecho que ningún partido político los apoyara debe ser motivo de preocupación desde un punto de vista democrático”, agregó.
Michael Martin, político de Cork y dirigente del partido opositor Fianna Fail que tradicionalmente ha sido el más cercano a la Iglesia católica, dijo que no podría tener la conciencia tranquila si apoyara a la parte que rechaza el matrimonio gay.
“Sencillamente es incorrecto en el siglo XXI que se oprima a las personas por su sexualidad”, afirmó.